domingo, 30 de diciembre de 2007

Memorias capítulo IV

Aquella tarde empezaría mi aventura. Un hombre con barba, que yo no conocía, acababa de ser entrevistado en Tele Murcia y cantaba en directo, a pelo con la guitarra, una canción que sí conocía: “Al alba”. Me pareció un hombre muy normal. Le escuché un poco y ya no le presté más atención porque viéndole, me lancé, en mitad de la comida, a decirle a mis padres que quería presentarme al concurso de mi localidad que se hacía dentro del programa de feria. Mi padre, centrado en el acto de comer, no me prestó mayor atención. Pero no tuvo más remedio que tomarme en serio cuando, algunos días después, yo insistía con lo mismo. Se hacía obvio que estaba decidida porque me oía ensayar, una y otra vez, la canción que quería interpretar. La letra y la música eran mías. Mi padre no era profesional de la música, pero tenía el conocimiento y la experiencia suficientes para encauzar mis primeros pasos. –“Si vas a cantar tendrás que hacerlo muy bien, porque no te vas a subir a un escenario a hacer lo que sea”- me dijo. Y así empezó a decirme esto, a aconsejarme aquello, a pedirme que le repitiera el tema una y otra vez, dándome ideas que redondeasen mi actuación. Todos los días supervisaba mis ensayos. En aquellos días previos al concurso, volví a ver en la tele a aquel hombre desconocido con barba que cantó “Al alba” en Tele Murcia. Protagonizaba, en TVE, un concierto junto a Pablo Milanés, Silvio Rodríguez Serrat y Teddy Bautista. Se llamaba LUIS EDUARDO AUTE. ¡Qué concertazo!. Me gustó tanto que corrí a comprarme el doble LP, que hoy conservo autografiado de su puño y letra, con algo más que su firma. Ya no sabía si interpretar mi canción en el concurso o una de las suyas. Al “jefe” –mi padre- le gustaba mi forma de interpretar “Las cuatro y diez” y “De alguna manera”, así que las incorporé a los ensayos.
Y por fín llegó la noche del I CONCURSO DE MÚSICA JÓVEN de Cieza.

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